Mientras las tasas de desempleo en todo el mundo se disparaban, industrias enteras se quedaban paradas de la noche a la mañana, con la consiguiente caída en los ingresos fiscales y el aumento del gasto público por parte de los gobiernos. En un esfuerzo por fomentar la recuperación de los países que han entrado en crisis a causa de la pandemia del 2020, el fondo Next Generation EU ha sido creado para apoyar a los países miembros de la Unión Europea. Con 69.500 millones de euros asignados sólo a España, múltiples industrias recibirán una infusión de fondos que las modernizará, acelerará su digitalización y promoverá prácticas más sostenibles. Por ejemplo, el departamento de "Infraestructuras y Ecosistemas Resilientes" ya ha recibido un 15% de fondos, delegando un 9,6% al sector de "Movilidad Sostenible, Segura y Conectada".
Sin embargo, el programa de recuperación también ha supuesto nuevos retos para la industria de la movilidad. Siendo uno de los sectores que más contamina, se ha visto comprometido a desarrollar nuevos sistemas que hagan frente a la situación medioambiental actual. El objetivo es actualizar los procesos que puedan estar retrasando el cambio hacia alternativas más ecológicas, con el fin de ofrecer soluciones duraderas que ayuden a la industria a sobrevivir. Entonces, ¿cuál es la mejor manera de aprovechar los fondos de Next Generation EU para favorecer una movilidad más sostenible y mejorar la infraestructura del transporte? ¿Cómo puede este sector ser más ecológico sin sacrificar su competitividad?
La situación actual del sector del transporte: datos y retos
En España, el sector del transporte representa el 8,5% del PIB, con aproximadamente 1,3 millones de empleados trabajando en él. De hecho, la red de transporte española es la mayor de la Unión Europea y la tercera mayor del mundo. De este modo, el sector de la movilidad tiene un gran potencial para posicionar al país entre los mejores y más competitivos de la UE. Pero no todo son buenas noticias. Casi el 50% de la población elige el transporte privado frente al público, el 95% de las mercancías viajan por carretera, y el propio sector genera actualmente el 86% de las emisiones de NO2.
De hecho, la modernización de la infraestructura de transporte es uno de los mayores retos de sostenibilidad a los que se enfrenta el gobierno de España, teniendo en cuenta los elevados costes asociados a esta industria. Los resultados, sin embargo, no sólo beneficiarán al país y al medio ambiente, sino que acabarán por satisfacer a la gran mayoría del público que demanda medios de transporte más accesibles, conectados y sostenibles. Convertir el transporte público en una alternativa cómoda podría reducir notablemente el uso excesivo de los coches privados. Las empresas internacionales que han estado proporcionando estas alternativas privadas desde hace años, trabajan ahora para rediseñar los modelos de movilidad compartida con el fin de crear medios de transporte alternativos seguros y agradables. La alianza público-privada se vuelve, por tanto, vital en el esfuerzo por utilizar eficazmente los fondos de la UE.
El papel de la tecnología para una movilidad más sostenible
El análisis de datos, la geolocalización, el IoT o la Movilidad Aérea Urbana, son algunas de las tecnologías disruptivas que pueden aplicarse para lograr la sostenibilidad en el sector del transporte. De hecho, solo incrementando las ventas de coches eléctricos respecto a los tradicionales, puede reducir hasta el 65% de las emisiones de carbono generadas por los vehículos de transporte privado, al tiempo que mejora la calidad del aire que respiramos y reduce la contaminación acústica. Además, la aplicación de las tecnologías de datos para mejorar los problemas de tráfico puede generar más impacto de lo que se pensaba inicialmente, ya que la gran mayoría de la contaminación provocada por los coches se produce en los atascos, y no durante los viajes. La gestión inteligente de los datos de tráfico y la adecuada conectividad con los vehículos pueden proporcionar información en tiempo real para ayudar a evitar accidentes, facilitar el acceso de los servicios de emergencia y mejorar la gestión del aparcamiento en las calles más congestionadas. Sin embargo, es irrefutable que la diferencia de coste entre un coche eléctrico nuevo y uno de combustible tradicional es sustancial, por lo tanto, la opción más ecológica ni siquiera puede ser considerada por muchos consumidores. El compromiso con el cambio medioambiental y la sostenibilidad debe venir primero de las corporaciones que actualmente lideran el camino hacia la innovación. El objetivo de convertir a la industria del transporte en 100% eléctrica puede acabar siendo una ilusión si el sector privado no se involucra. Por otra parte, no hay que olvidar que la electrificación del sector no será verdaderamente sostenible si no apostamos por un modelo energético de país que se sustente en fuentes de generación basadas en energías renovables La pregunta que la mayoría de las empresas deben hacerse ahora es: ¿Qué papel están dispuestas a desempeñar en la revolución medioambiental que se está produciendo actualmente?
Sin embargo, el sector del transporte privado no es la única fracción de la industria de la movilidad. En lo que refiere al transporte y como se ha mencionado anteriormente, el 95% de las mercancías se desplazan por carretera en España. En consecuencia, esto genera mayores volúmenes de contaminación a la vez que reduce inevitablemente la eficiencia del tráfico. Mejorar la competitividad en el transporte de mercancías a través del sistema ferroviario es vital para mejorar la situación general de la movilidad. Completar la electrificación de la red, aumentar el tamaño de los trenes para reducir los desplazamientos, mejorar la interoperabilidad entre terminales e incluso reducir los costes de operación, son algunas de las posibles soluciones en las que los especialistas creen que deberían centrarse los fondos de la UE.
El objetivo final no es sólo crear mejores y más eficientes interconexiones entre los países europeos. De hecho, la mayor preocupación en torno a la aplicación de los fondos de la UE radica en generar alternativas innovadoras y sostenibles para aportar soluciones duraderas a los daños medioambientales que afectan por igual al sector privado y al público. Las empresas privadas ya se han dado cuenta de la importancia crucial de pensar a largo plazo y buscar vías de cooperación con el sector público para alcanzar los objetivos que tienen en común. El foco de los fondos asignados al sector de la movilidad debería ponerse entonces en la demanda urgente de alternativas ecológicas, para que departamentos como el de "Movilidad Sostenible, Segura y Conectada" puedan empezar a trabajar realmente en la descarbonización y descongestión de los países de toda Europa.