“Dibujad un círculo infinito”. Esta fue la primera frase que pronunció Maite (mi profesora de Dibujo técnico), cuando entró por primera vez en clase.
Recuerdo las caras asustadas de María y Jon, que se sentaban a mi lado en la parte final de clase; enfocaron de forma sincronizada sus miradas en mi papel; no me importaba que me copiaran ya que, aunque no lo supieran, yo empecé copiando cada una de las viñetas de Francisco Ibañez (Mortadelo y Filemón, Pepe Gotera y Otilio, 13 Rue del Percebe…). Cuando llegaba a clase con mis comics y collages de historias, tenían la impresión de que sabía dibujar.
Tras unos segundos, Maite cogió una tiza y dibujó una línea que recorría toda la pizarra de izquierda a derecha (añoro ese sonido de tiza) y dijo: “Listo, aquí lo tenéis”. Beñat, uno de los compañeros más “activos” de clase, no dudó en expresar su descontento: “¡Eso es trampa, no es un círculo!”, mientras mostraba su círculo que ocupaba la hoja y gran parte de la mesa. Seguidamente, Maite le respondió: “Beñat, mira al horizonte a través de las ventanas de clase”. “¿No ves una línea?” … “Un círculo con un radio infinito es una línea. La tierra no es infinita, pero tiene un radio de 6371 km y en este horizonte estamos observando un trozo tan pequeño que parece una línea”.
En ese momento, mi cabeza de futuro Ingeniero Telemático hizo “¡Booom!” como cuando Mortadelo y Filemón pisan una mina. Durante varios días, incluso meses, no paré de fijarme en líneas, imaginando que el autobús, la puerta de clase o la portería de San Mamés eran realmente círculos infinitos (normal que no ganáramos todos los partidos…).
Desarrollar la creatividad es fundamental y puede hacerse de muchas maneras diferentes. Gracias a Maite y el dibujo, comencé a cuestionarme y preguntarme el porqué de las cosas, practicar la atención y seguir abrazando a nuestro niño interior creando comics. Ahí es cuando creé el personaje más importante de mi comic, el “Ingeniero Artístico”.
La importancia de la creatividad
El 21 de abril se celebra el día mundial de la creatividad, una habilidad fundamental para el desarrollo personal y profesional. Sea porque estés tratando de idear nuevas soluciones para un proyecto, encajar las piezas para conciliar tu vida laboral con la familiar, o porque estás explorando un nuevo hobby, la creatividad es una palanca muy potente para afrontar los retos con optimismo y dar con mejores soluciones.
Pero ¿y qué pasa si yo no soy creativo/a?
Puede que pienses que la creatividad es algo que solo poseen algunas personas (o que está exclusivamente asociada a la expresión artística) y que tú no eres una de ellas. Sin embargo, la ciencia dice que todas las personas podemos ser creativas.
Existe un estudio de referencia [1] acerca de la capacidad creativa individual, en el que se estudiaron las características que hacían a las personas ser creativas. Tal y como se explica en el estudio, características personales como la capacidad intelectual, la formación previa o las aptitudes artísticas apenas tienen impacto en la creatividad. Pero hay una característica que tienen en común las personas creativas y que supone un salto cualitativo respecto a las anteriores: se trata de seguir un proceso a la hora de generar ideas.
¡Quién lo iba a decir! Para tener nuevas ideas, lo importante es ser disciplinado a la hora de seguir un proceso.
Ser creativo implica seguir un proceso
Aunque este proceso puede tener diferentes fases en función de la metodología, todas tienen dos cosas en común:
- Por una parte, la existencia de dos territorios diferenciados en los que profundizar. El primero es el territorio del problema, en el buscamos entender los retos y explorar las oportunidades. Y el segundo territorio es el de la solución, en el que buscamos alternativas que puedan dar respuesta a esos retos u oportunidades detectadas.
En muchas ocasiones, asociamos creatividad con plantear nuevas soluciones a un problema, y olvidamos la parte relacionada con la búsqueda de nuevas preguntas, lo que se asocia al territorio del problema.
- Por otra parte, se busca activar dos tipos de pensamiento en cada fase. Diferenciando el pensamiento que llamamos divergente, en el que abrimos, exploramos y profundizamos en la búsqueda de diferentes perspectivas, del pensamiento convergente, en el que analizamos toda la información generada para definir problemas o soluciones y tomamos decisiones para pasar a la acción.
Al practicar el pensamiento divergente podemos encontrar nuevas ideas, pero sin el pensamiento convergente, tendremos dificultades para llegar a una solución y ejecutarla.
Me gustaría celebrar el día mundial de la creatividad animándote a tomar conciencia de tu proceso creativo y a practicar estos dos tipos de pensamiento, no solo en tu entorno laboral sino también en tu vida diaria. Cada día está lleno de retos, ¡aprovecha toda la creatividad que llevas dentro para resolverlos!
Con el tiempo y la práctica, te sorprenderás de lo que puedes lograr. ¿Y tú? ¿Ves líneas o círculos?